Tomado de: Grandes Enfermedades que asolaron a Quito y Guayaquil durante el
siglo XVIII y el rol de la Iglesia frente a este problema. Autor Germán Rodas. Quito, mayo de 2002
continuación....
Características generales del proceso salud- enfermedad en Guayaquil"La parte occidental de la provincia de Guayaquil estaba compuesta por la zona de la Costa o de la Punta de Santa Elena, con cinco pueblos: La Punta, Chanduy, Colonche, Chongón y el Morro, que hasta fines del siglo XVIII fueron pueblos con 95% de indios,73 dedicados a faenas agrícolas o tareas vinculadas al aprovisionamiento del puerto lo cual les permitía abastecer la ciudad de Guayaquil.""En 1709, la ciudad de Guayaquil con más de una milla y media de largo, y se encontraba dividida en la ciudad vieja y en la ciudad nueva. La ciudad vieja se encontraba unida a la ciudad nueva por un puente de madera por el que circulaba la gente a pie. Por entonces la ciudad contaba con cinco iglesias y cerca de 2.000 habitantes."
Frecuentes problemas de la ciudad"Uno de los problemas por los cuales atravesaba la ciudad fue el mal tiempo y los efectos del invierno, trayendo consigo el brote de plagas producidas por la putrefacción de aguas estancadas y la existencia de pantanos. Estas plagas no fueron solo de mosquitos, sino también de ratones, sapos, alacranes, víboras, culebras, y lagartos propios de la zona.""La gente padecía de “cuartanas” y “tercianas” (nombre utilizado para cierto tipo de fiebres) que llegaron a ser mortales porque hasta entonces se desconocía el uso de la quina. Otros habitantes sufrían, además, un tipo de calenturas causadas por la ingestión de ciertas frutas de la montaña."Posibles formas de transmisión de enfermedades en Guayaquil."La picadura o mordedura de insectos, roedores o reptiles, frecuentemente produjeron “calenturas”, o las denominadas “fiebres de contagio”. El caso de los roedores fue de interés público, pues transmitían enfermedades que en la ciudad pronto adquirían el carácter de epidemias o pestes, toda vez que dichos roedores se constituían en portadores de pulgas y niguas.""Un segundo elemento, relacionado con el anterior, es crucial: el uso de aguas malas, putrefactas o contaminadas del río cercano a la ciudad o de algunas pozas o pantanos, que provocaron el aparecimiento de enfermedades permanentes con daños intestinales, constituyéndose así en fuentes de contagios a nivel de toda la población.""En tercer lugar tenemos el que las enfermedades aparecían como elementos de contagio amplio. Aquello devenía gracias a la migración de personas (y de productos o mercancías) entre una ciudad y otra. Al parecer, esta fue una de las fuentes de frecuente contagio no solo de enfermedades de corta duración como gripes, sino también de enfermedades con carácter epidémico como las viruelas, el sarampión".Curanderos y hechiceros en Guayaquil"Desde temprano en la Colonia se detectó 4 clases de “ministros” que se “entretenían” en las prácticas y supersticiones indígenas de las cuales participaba la población. Entre ellos se encontraban los hechiceros quienes habían logrado el reconocimiento entre los indios como sujetos que ayudaban en la curación de las enfermedades porque eran capaces de ponerlas, quitarlas y levantar los castigos de la naturaleza.""Por otra parte, en esta línea de información, debemos anotar la existencia de unos 14 curanderos que se acreditaron abiertamente en dicho oficio en la costa ecuatoriana durante el siglo XVIII. Este oficio fue particular de las áreas rurales y de la población indígena y cumplió una función adicional importante: el traspaso de conocimientos ancestrales indígenas.""La existencia de las enfermedades generalmente se creía que llegaban a las personas “por medio de brujería”. Entre estas enfermedades nos referimos a las siguientes: las calenturas, el tabardillo, las sarnas, “el mal de madre” que pudo ser la muerte después del parto, las picaduras de culebras, la barriga hinchada o con bultos en ella y la vista dañada. Todas estas enfermedades, así como otras, fueron tratadas por los curanderos."-Los médicos..."Desde finales del siglo XVII, ya se había detectado en Guayaquil la presencia de varios curanderos, pero ellos ya venían actuando permanentemente, incluso solicitaban permisos para cuidar y curar a los enfermos que se encontraban en la ciudad. Sin embargo, también hubo el reconocimiento de varios médicos, tres de los cuales estuvieron radicados en Guayaquil y habían cumplido con las exigencias de Cabildo. Se trataba de Alonso Preciado de Heredia, Francisco Ramos y Pedro Iturrain.""Los cirujanos también solicitaban ser examinados de médicos, puesto que a menudo ellos tenían que hacer “evacuaciones” (sangrías, jarabes, purgas para evacuar). De tal manera los cirujanos incluso hacían cierto tipo de intervenciones quirúrgicas mientras que los médicos generalmente fueron los que recetaban algún tipo de purgante para los enfermos.""Hacia 1757, señala Paredes Borja, fue muy común encontrar médicos practicando autopsias en los cadáveres de pacientes sobre los cuerpos de los enfermos hallados muertos. Sin embargo, esta no solo era práctica de médicos, sino también de curanderos, por lo cual el cabildo exigía que dicha actividad la realicen solamente médicos titulados en presencia de un supervisor del protomedicato".
-Los hospitales..."El 8 de marzo de 1741, el procurador general don Juan de Robles Alfonso dirigió una solicitud de los señores Jueces Oficiales Reales de Guayaquil para que emitieran su juicio acerca del estado y condición en que se encontraba el Hospital de Santa Catalina Virgen y Mártir de esa ciudad. La visita pudo constatar que en el hospital se encontraban todos sus “camarotitos”, o habitaciones, ocupados de enfermos con varios “accidentes”.El informe concluyó lo siguiente: "El piso se encontraba lleno de enfermos acostados y sus camas eran solamente unos cueros tendidos. Los enfermos recibían el sol por todos lados y los enfermos sufrían “accidentes varios”. Además los guardias anotaron que la fetidez infestaba a todos, siendo el número de enfermos cuantioso y los salones reducidos. De tal manera que los guardias certificaron, además, que la asistencia era escasa en todo y que incluso había muchas mujeres enfermas."."Entre los medicamentos con los que comúnmente se dotaba a las boticas podemos citar: aceites de linaza, laurel, ajenjos, castorio, higuerilla, mangle, almendras, nabo; almizcles, almáciga, alquitira, alcanfor, aguardiente, ámbar, anís, azafrán, azúcar, bayas de laurel, canela, caña féstula, cardenillo, cebada, ceras, emplastos de meliloto, higos, conservas de duraznos, membrillos, flores de azahar, romero, mantecas de cacao y de cerdo, láudano, polvos, piedras, etc. Así también se encontraban los llamados “bolos”, “sinapismos”, “edenemas” y “lamedores”.-Enfermedades que azolaron a la ciudad de Guayaquilaño 1708. Viruela. Mortandad de 10-12 personas al díaaño 1709. Fiebre desconocida
año 1740. Vómito prieto (producido por la fiebre amarilla)año 1743. Fiebre amarilla
año 1749. Pesteaño 1776. Desconocidaaño 1785. Sarampión y Viruela"En el caso de la viruela y el sarampión estas enfermedades parecen haber sido endémicas en la Audiencia y en particular en Guayaquil, siendo transmitidas por las rutas comerciales a través de Babahoyo, debido a lo cual en varias ocasiones fue necesario que se cerraran las entradas a las ciudades para evitar el contagio provocado por el tránsito de los comerciantes y de los víveres.""Además, en Guayaquil parecen haber sido constantes las dolencias de tipo venéreo como sífilis, blenorragia, linfoma venéreo. No sabemos de qué manera pudieron afectar estas enfermedades a la población de la ciudad, como tampoco sabemos con qué recurrencia pudo haberse presentado en Quito, puesto que la información señala a los pobladores del puerto como portadores de ella."
Fin
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