lunes, 30 de marzo de 2020

La gripe española en Ecuador

Saludos a todos

En esta ocasión, me he permitido "hurgar" en la historia de país para saber como fue la respuesta y accionar de nuestros gobernantes y dirigentes durante la pandemia de la "gripe española" de 1918. En ese "trasegar" de información, tuve la suerte de encontrarme con el informe de investigación intitulado: Historia de la "gripe española"que llegó a Quito en 1918 cuyo autor es el Sr German Alfredo Rodas Chaves y que reposa en el archivo de la Universidad Andina Simon Bolivar- Ecuador, del cual me permití extraer algunos párrafos y ponerlos a su consideración:

Ecuador en el año 1918....
"Este periodo estuvo dado por la segunda administración de Leonidas Plaza ocurrida entre 1912-1916 y de Alfredo Baquerizo Moreno, colaborador cercano de Plaza en su administración y quien gobernó al país entre el 1 de septiembre de 1916 al 31 de agosto de 1920. Se caracterizó por  un cese de confrontaciones con la Iglesia a cambio de estabilizar ciertas reformas que, finalmente, no modificaron los contextos estructurales del Ecuador; se buscó un consenso con las oligarquías en el marco de concesiones al latifundismo serrano y de un proceso de entrega del poder político a la banca guayaquileña, especialmente al banco Comercial y Agrícola"

La gripe española llega al país...
"En la primera quincena del mes de Octubre de 1918, aparecieron en el país datos e informaciones de prensa que dieron cuenta del brote, en varias partes del mundo -y en países de nuestra región- de la pandemia llamada “gripe española”; se comentó de sus terribles efectos y se hizo referencia de los países a los cuales había invadido en medio de la guerra; también se informó que varios países latinoamericanos se hallaban ya afectados por la gripe."

"El jueves 24 de octubre de 1918, el diario “El Día” en su primera página titula: “Gran epidemia asoladora visita ambos continentes. Inminente peligro para el Ecuador”. De otro lado la reseña periodística informó que en Río de Janeiro existieron al menos quinientos mil casos de contagio con un número de cincuenta personas muertas por día."

"En la misma fecha el diario “El Telégrafo” publicó una entrevista al médico Luis Cornejo Gómez, acerca de las características de la “peste gripal”. El entrevistado se refirió a la presencia de la gripe en varios países sudamericanos y señaló: “que la gripe llegará al Ecuador y que los Municipios deben estar preparados frente a este inminente problema de salud”

"El 25 de octubre el Ministro José María Ayora, envió una comunicación al Decano de la Facultad de Medicina -se trataba de Isidro Ayora,  hermano del Ministro y quien a la fecha también ejerció las funciones de Concejal de Quito- solicitándole “que en la reunión de la Facultad de Medicina que debe tratar acerca de las medidas que deben emplearse para combatir la fiebre tifoidea en la capital…el gobierno aprovecha de la oportunidad para pedir a usted que en dicha reunión se trate también sobre las medidas que deben adoptarse para impedir la terrible epidemia de la gripe (...).

"Los médicos que fueron designados para combatir la epidemia gripal fueron personajes de enorme significación en el mundo académico; se trató de los doctores Isidro Ayora Cueva,  Luis Dávila y Aurelio Mosquera Narváez, este último docente universitario y concejal de Quito."


"Con la finalidad de facilitar la tarea de los médicos, la ciudad de Quito fue dividida en ocho zonas, cada una de ellas, bajo la responsabilidad de un médico, los cuales tendrían la facultad de usar el contingente de otros médicos residentes en la ciudad, egresados o estudiantes de niveles superiores de la Facultad de Medicina. Para lograr lo anteriormente señalado, se dictaminó que los médicos residentes en la ciudad de Quito tendrían que identificar su vivienda con una bandera de un metro de largo por sesenta de ancho de color blanco y con una cruz roja en el centro."

"A fin de que la ciudadanía pudiera consultar a los médicos con facilidad, en el caso de que requirieran de su ayuda, se estableció adicionalmente, que todos los médicos de la ciudad prestarían servicios de asistencia, sin cobrar por sus servicios. En las calles todo médico quedó obligado a llevar la escarapela visible de la Facultad de Medicina con el fin de ser distinguidos con facilidad...."

"El aparecimiento de los primeros casos de gripe en Guayaquil, correspondieron el 6 de diciembre de 1918. Una vez que hizo presencia la gripe en el Puerto de Guayaquil, la alarma en la ciudadanía fue enorme, tanto así que la población comenzó a concurrir a los hospitales de la ciudad frente a cualquier síntoma parecido a dicha gripe -por ejemplo resfriados comunes y benignos- generando niveles de pánico en la comunidad propios de estos acontecimientos, lo cual demandó que este estado de alarma fuera comentado en la prensa local con el consiguiente pedido de tranquilidad a la población"


"Las primeras informaciones de los casos de “gripe española” en el puerto los refirió el diario “El Comercio”; el mismo diario informó cinco días después, el 18 de diciembre, que la gripe había aparecido ya en Quito, de manera concreta en una fábrica de tejido de Sangolquí.
La epidemia una vez que arribó a Quito obligó a algunas acciones: “en esa misma fecha se ordenó la clausura de las escuelas y colegios de la capital y se empezó a poner en práctica todo el plan de campaña acordado anteriormente por el Gobierno, la junta de Beneficencia, la Municipalidad y la Sanidad”.


"El informe final, de julio de 1918 a junio de 1919, que fuera entregado al Ministro de lo Interior y Sanidad, así como a la Dirección de Sanidad por parte de la Subdirección de Sanidad de Pichincha,  reportó que entre 1918 y 1919 hubo 15.070 casos de gripe en la ciudad de gripe, más 43 provenientes del campo, en ese mismo periodo, y por la misma enfermedad, se produjeron 185 defunciones."

"Finalmente y si tratara de poner una fecha de cierre de la presencia epidémica de la gripe en Quito, podría señalar que el 17 de enero de 1918 fue un momento de corte para la presencia de la gripe en su expresión de epidemia".

domingo, 29 de marzo de 2020

Voces del pasado que hacen eco en el presente. Memorias de una pandemia




Saludos nuevamente.


Hoy les traigo algunas crónicas escritas allá por el año 1918 a propósito de la pandemia de la mal llamada "gripe española". Pese a que ya han pasado mas de 100 años y las circunstancias en las que se produjo esa enfermedad son diferentes a la actual (recordar que el mundo estaba saliendo de la Primera Guerra Mundial), las voces y los contextos no dejan de retumbar y de manera escalofriante atraviesa por cada uno de nuestros sentidos cuando nos dedicamos a la triste tarea de encontrar las similitudes de aquella lejana epidemia con nuestra situación actual.




Les comparto los extractos de algunos pasajes de interés tomados del portal Infobae y de la BBC (edición digital):

Gripe española, la crisis detrás de la gran pandemia del siglo XX ...



A propósito de lo que describió un soldado apostado en un campo militar en Arkansas en 1918: 

"Los ojos arden, como si dos hornallas se hubieran instalado en la córnea. El dolor de cabeza es abrumador, tan desesperante que, de existir la opción, más de uno se la hubiera arrancado. Parece una fulminante lección de anatomía: se tiene conciencia de cada una de las partes de su cuerpo: todas duelen" 




La descripción del médico la sintetizaba así: 

"Fiebre muy alta. Prolongados ataques de tos. Escalofríos permanentes y transpiración. La alta temperatura los hace delirar. Lo que el paciente no puede ver es el color de su cara. Las mejillas ya no se sonrojan. Los labios adquirieron un violeta amarronado. La piel adoptó un tono grisáceo, como si fuera una señal inequívoca de que la vida de esa persona se desvanece. Los pies se tornan negros. Y el aire falta. Primero, la respiración rápida, trabajosa. Después un ahogo permanente. Esa metamorfosis se producía en pocas horas, no más de un día. Y todos los cuadros -miles, millones- se parecían. Se agravaban a velocidades inusitadas. Y daba la sensación que esa enfermedad era imparable, que nadie podría escaparse de ella, que todos se contagiarían."


El olor de esas muertes era indescriptible”: la tragedia de la ...



La escritora Katherine Ann Porter logró sobrevivir pese a haberse contagiado y a haber estado internada en grave estado. Su novio murió. En su novela Pálido caballo, pálido jinete escribió: “Todos los teatros, los negocios y los restaurantes estaban cerrados. Las calles sólo estaban llenas de funerales durante el día y de ambulancias durante la noche”. 

La segunda ola fue la que provocó el mayor número de víctimas. Aumentó su poder de contagio y los pacientes empeoraban en cuestión de horas. Un médico militar norteamericano escribió sobre su experiencia en Boston: “Llegaban con un cuadro de gripe intenso pero normal y se transformaba muy rápido en una neumonía de una ferocidad nunca vista. A las pocas horas el cambio era estremecedor. En la cara sólo había piel pegada a sus huesos, casi sin color. La cianosis se extendía desde las orejas al resto del rostro. Se hacía difícil distinguir a los blancos de los negros. Era horrible. En cuestión de horas luchaban para no morir sofocados. Sólo en nuestro campamento había unas 100 muertes diarias”. 




La BBC describe esta dramática situación de la siguiente manera: 



Olor a muerte 


"Las implacables procesiones de cadáveres por las calles eran un espectáculo que un hombre de Stepney, en el este de Londres, nunca podrá olvidar. 
"Las funerarias no podían hacer los ataúdes lo suficientemente rápido y mucho menos pulirlos", escribió el 16 de mayo de 1973. "Los cuerpos cambiaban de color tan rápido después de la muerte que tuvieron que atornillarlos mientras esperaban el entierro". 
"Los sepultureros trabajaban desde el amanecer hasta el atardecer, los siete días de la semana, para sobrellevarlo. El olor de esas muertes era indescriptible".



Tumbas de soldados americanos contagiados por la gripe.






Y continua la descripción 

La gripe española también le provocó a algunas personas una psicosis que podía llevar a asesinatos y suicidios. Los informes periodísticos detallan algunas de estas muertes, que los tribunales atribuyeron al "delirio durante la influenza". 
Un hombre que estaba en la Fuerza Aérea Real en Blandford Camp en Dorset escribió: "Un bosque pequeño cerca del campamento se apodó 'el bosque de los suicidios' debido a la cantidad de hombres que tenían gripe y se suicidaban allí". 


"La gripe parecía dejar a las personas con la mente perturbada", relató. 
Un panadero de Norfolk golpeó a su esposa y dos hijos hasta la muerte antes de ahorcarse, según informó el Hartlepool Northern Daily Mail el 6 de noviembre de 1918. 

"Sitch fue atacado por la enfermedad la semana pasada y se obligó a toda la familia a permanecer en sus camas", relató el periódico. 


"Ayer por la mañana un vecino descubrió el cadáver de Sitch colgando de una soga en el dormitorio y luego encontraron a su esposa e hijos muertos a golpes en otra habitación".

sábado, 28 de marzo de 2020

A propósito de la epidemia del coronavirus en el Ecuador



Saludos cordiales a todos

En vista le hechos que están aconteciendo en nuestro país respecto a esta pandemia por coronavirus y las graves consecuencias materiales y humanas que está provocando particularmente en la sociedad ecuatoriana, me permito compartirles un extracto de la publicación realizada en el diario el Universo de la ciudad de Guayaquil del día 28 de marzo del 2020, donde se hace una reseña de como se controló la epidemia de fiebre amarilla del año 1842. Dejo a su criterio si estas recomendaciones son aplicables a nuestra actualidad:

Vicente Rocafuerte, el líder

PRIMERAS CONSTITUCIONES DE LA REPÚBLICA DEL ECUADOR: CONSTITUCIÓN ...


Las autoridades de la provincia del Guayas, encabezada por el gobernador, Vicente Rocafuerte, afrontaron con firmeza la epidemia para evitar su propagación. Rocafuerte ordenó la construcción de un hospital especial para atender a los afectados por la fiebre, dictó un reglamento de higiene que contenía los siguientes puntos:

  • Secar los pantanos, que forman el Estero Salado.
  • Poner lavaderos públicos en el río, para que no se lave la ropa en casa y se conserven los patios limpios y secos.
  • Limpiar los esteros.
  • Prohibir el establecimiento de alambiques en la ciudad.
  • Arreglar el sistema de letrinas.
  • Asear las calles de la ciudad.
  • Crear un nuevo panteón.
  • Crear una policía militar disciplinada para poner orden y hacer cumplir las disposiciones sanitarias.
  • Poner fuente en la ciudad para dar agua pura y buena a los pobres y no exponerlos a beber agua salada
  • Rocafuerte también se encargaría de evitar que la ciudad no quedara desabastecida de alimentos y medicinas básicas, además castigó con el fusilamiento a los especuladores.










Fuente: Memorial sobre la epidemia de la fiebre amarilla en Guayaquil, de Francisco Mariano Miranda