Después de varios meses de ausencia en este espacio, me
permito nuevamente participar con mis comentarios respecto a un artículo publicado en el diario
El Comercio de la ciudad de Quito el día 25 de Octubre del 2016 titulado “La
ilusoria década de la salud”. Al margen de cualquier sesgo político, hay una parte
del mencionado artículo en la que quiero hacer énfasis y es sobre la atención
primaria de la salud
A pesar de los avances que se ha logrado en materia social,
pienso que en estos diez años hemos perdido una oportunidad histórica de haber
podido transformar realmente nuestro sistema de salud. Lamentablemente, y pese
a la ingente fuente de recursos económicos muy poco se hizo en este contexto,
ya que seguimos padeciendo los mismos desfases de hace más de 20 años con una
precaria atención a nuestros pacientes la cual se hace evidente en el día a día,
cuando pasamos por los departamentos de consulta externa de los hospitales del
país, las cuales están colmadas de pacientes que producto de la desesperación
por conseguir atención de calidad, procuran los hospitales cuando la mayor
parte de sus patologías podían haberse resuelto en el primer nivel de atención.
Sin embargo, creo que el problema va más allá de estos
últimos diez años. En nuestro país, desde hace más de 40 años se viene
manteniendo el servicio de medicina rural obligatorio para el médico egresado
de la facultad de medicina, en el cual por medio de un sorteo se le asigna una
plaza en una determinada localidad debiendo permanecer ahí por un año. Si bien,
este sistema ha permitido que las personas que viven en lugares alejados de los
centros urbanos hayan podido acceder a una “adecuada” atención médica, creo que
en los actuales momentos este sistema debería ser reformado a fin de que la
atención primaria en salud sea ofrecida por personal capacitado en el tema como
son los médicos especialistas en medicina familiar y no por médicos egresados
de las facultados con muy poca experiencia profesional.
Por otro lado, mantener al médico egresado de la carrera de
medicina un año fuera del ambiente académico hace que el profesional pierda
destrezas y conocimientos y esto, sumado a la casi nula preocupación de las
autoridades sanitarias sobre la formación médica continua constituye un
verdadero atraco en donde en último término el paciente es el más perjudicado.
Por esta razón, pienso que en
estos diez años se perdió una oportunidad histórica para reformar la práctica
de la salud primaria en el Ecuador ya que con una adecuada planificación, se
hubiese podido tener el suficiente número de médicos familiares con la más alta
solvencia y calidad técnica para resolver la mayor parte de patologías que
pueden ser atendidas a este nivel y de esa forma dar un paso definitivo hacia
el mejoramiento de la atención para todos los ecuatorianos.
“La medicina es
ciencia social, y la política no es otra cosa que medicina en gran escala”.